¿Por qué es importante?


Desde la revolución industrial, la industria textil y de la moda ha tomado un rumbo acelerado. En el mundo, se producen cerca de 80,000 millones de prendas al año, un 400% más de lo que se fabricaba hace 20 años. La masificación de la moda ha dado como resultado una caída significativa de los precios, por lo tanto, mayor accesibilidad.

 

«No hay belleza en la tela más fina si es causa de hambre e infelicidad» -Mahatma Gandhi.

¿Sabías que la moda está considerada como la 2º industria más contaminante del mundo?

Desde la Revolución Industrial, la industria textil y de la moda ha tomado un rumbo acelerado. En el mundo, se producen cerca de 80, 000 millones de prendas al año, un 400% más de lo que se fabricaba hace 20 años.

 

La masificación de la moda ha dado como resultado una caída significativa de los precios. Por lo tanto, mayor accesibilidad.

Problemáticas de una Economía Lineal

El modelo lineal bajo el que ha funcionado la industria los últimos 20 años nos ha permitido comprar cada vez más ropa a menores costes, pero ¿cuáles son las repercusiones detrás de esta industria acelerada?


En las últimas décadas, el objetivo principal para las empresas ha sido el crecimiento financiero. Sin embargo, esto ha dejado a un lado la medición de los impactos relacionados con este crecimiento.


Hay que entender que la ropa muy barata es posible gracias a la reducción de costes de producción; a pesar de que siempre hay alguien pagando el precio de este abaratamiento debido a las prácticas poco éticas o nocivas que se requieren para lograrlo.


El modelo del fast fashion crea alrededor de 52 colecciones Low cost al año, en lugar de 2, lo que genera grandes consecuencias sociales y ambientales.


Existen diferentes problemáticas a lo largo de la cadena de valor, desde la fabricación, en donde manufacturar ropa de bajos costes es posible gracias a la sobreexplotación de recursos en la producción a gran escala.


Algunas de las actividades que permiten un esquema Low cost son los siguientes:

  • Materiales de baja calidad, y por lo tanto no durables.
  • Mano de obra barata, que en muchos casos involucra prácticas no éticas como el trabajo infantil, salarios precarios o malas condiciones laborales para los trabajadores.
  • Acabados como los procesos de teñido que usualmente implican altos niveles de toxicidad, así como repercusiones vinculadas a los desechos textiles y químicos generados durante la fabricación.
  • Malas prácticas durante el post-consumo de las prendas, los cuidados de estas o su descarte.
  • Entre otras.

La importancia de sumarnos al cambio

Las tendencias y la cultura en la que vivimos promueven el consumo desmedido. Hoy se calcula que en promedio una prenda es utilizada 7 veces antes de ser desechada, ejemplo de esto son los 35 kg de residuos textiles que se generan por persona al año únicamente en USA.


Actualmente nos topamos con una situación global crítica que nos invita a sumarnos al cambio, a entender que todo está conectado para tomar desde nuestro rol de consumidor, empresario, fabricante o gobierno las medidas necesarias para transicionar a una versión responsable, regenerativa y sostenible de la moda.

Si hoy somos parte del problema, tenemos la enorme oportunidad de ser parte de la solución. 

 

Manos a la Obra

La responsabilidad de ser más sostenibles se le suele adjudicar al consumidor, pidiéndole que use su poder de compra para tomar decisiones que no perjudiquen al medio ambiente.


Sin embargo, los diseñadores también se ven llamados a buscar alternativas más sostenibles para fomentar una industria de la moda que no dañe al planeta.

 


Redacción de Ximena Corcuera para Zero Waste Fashion

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